Los Engañados

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El Costo de Seguir a Cristo

Saludos, para mi cumpleaños recibí un buen regalo, el libro de MacArthur: «Difícil de Creer»

Lo recomiendo como una exposición clara del verdadero evangelio y una confrontación al falso evangelio que predomina en los púlpitos del «cristianismo» moderno.  Para animarles a conseguir este libro, les transcribo un pequeño fragmento.

Los engañados
 
Muchas personas se engañan en cuanto a quién es de veras cristiano. Aparte de los hipócritas, hay dos categorías de engañados en la iglesia: los superficiales y los activos.
Los superficiales son los que se llaman creyentes porque cuando eran pequeños asistieron a la iglesia o a la Escuela Dominical, recibieron la confirmación, o «tomaron una decisón» por Cristo. Tal vez usted haya oído a alguien que al ser bautizado, dice: «Recibí a Cristo cuando tenía doce años, pero mi vida fue un caos después de eso, y ahora quiero volver a la fe». La verdad es que probablemente no recibó a Cristo ni en sueños cuando tenía doce años. Lo que hicieron fue participar en una actividad religiosa y se engañaron pensando que por eso recibieron la salvación.
 
Los engañados activos son un grupo mucho más delicado y serio. Se sumergen hasta el cuello en las actividades de la iglesia. Saben el evangelio y la teología bíblica, pero no obedecen a la Palabra de Dios. Viven en un estado constante de pecado.
 
¿Cómo puede una persona engañada saber que está engañada? ¿Cómo podemos darnos cuenta de que una persona es así? Las siguiente son algunas pistas, aunque no toda persona que hace esto está engañada.
 
Primero averigüe quién anda en busca de sensaciones, bendiciones, experiencias, sanidades, ángeles y milagros. Se interesa más en los productos colaterales de la fe que en la fe misma. Se interesa más en lo que podrá obtener que en la gloria que Dios merece recibir; se interesa más en sí mismo que en la exaltación de Cristo.
 
Segundo, busque a los que están más consagrados a su propia denominación, a su iglesia o a la tradición que a la Palabra de Dios. Su cristianismo puede ser puramente social. Están más dedicados a la organización que al Señor y a su Palabra.
 
Tercero, fíjese en las personas que se dedican a la teología como interés académico. Las hallará por todas partes en las universidades y Seminarios: personas que estudian teología, escriben libros sobre teología, y están absolutamente desprovistos de verdadera rectitud. La teología, para ellos, es una actiidad intelectual.
 
Cuarto, fíjese en las personas que siempre parecen estar atascadas en algún punto teológico que se martilla en demasía, como los que nunca enseñan nada que no sea la Segunda Venida de Cristo en relación a los sucesos actuales. Esa es la persona que está haciendo despliegue de sus minucias o excentricidades. Quiere que uno piense que está cerca de Dios, que posee una gran percepción divina que nadie más tiene, pero la verdad es que no busca más que una plataforma para alimentar su ego. Cuidado con personas que carecen de equilibrio, y con los que son excesivamente indulgentes a nombre de la gracia, y no tienen un corazón arrepentido y verdaderamente contrito.

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