¿Debemos vestir lo mejor para ir a la iglesia todavía?

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Por Ryan French

Traducido con permiso por Alexander León

Artículo original —->>> AQUI

————- [Nota: Buena parte del material que publico en este blog corresponde a traducciones, porque reconozco que a veces deseo hablar sobre cierto tema pero me doy cuenta que ya alguien lo ha abordado apropiadamente. Considero útil aclarar que el hecho de que yo publique artículos de otros autores, de ninguna manera significa que esté de acuerdo con ellos en sus otras posiciones doctrinales] ————-

Yo soy un “milenial” pero pienso que todavía deberíamos vestirnos de la mejor manera para ir a la iglesia. Recientemente mi hermano (Jonathan) y su esposa (Vera) iniciaron una tienda en internet llamada French Thread (aprovecho para promocionar). Su compañía es fantástica y una muy buena manera de iniciar una conversación. Surgen estas conversaciones de cuando en cuando, con el tema de las llamadas “guerras por la vestimenta en iglesia”. No, no significa que yo crea que vestir con traje y corbata te va a salvar o que el venir en jeans te traerá alguna maldición; solo que me parece que la casa de Dios merece nuestro respeto. Puedo escuchar los gruñidos de aquellos, liberales, tomadores de café latte, que usan jeans ajustados en este momento… y sí, yo sé que la Iglesia está constituida por personas y que no es un edificio. De hecho, los llevaré hasta el final de ese camino y les diré que nuestros cuerpos son literalmente templo del Espíritu Santo (I Corintios 6.19). Lo cual significa que sí importa cómo vestimos, hablamos, comemos, vivimos, etc. Y no solamente en la iglesia, sino que todos los días. Nuestros cuerpos representan a Jesús. Su santidad, Su majestad, y Su realeza habita dentro de nosotros. Deseo representar al Espíritu Santo de la mejor manera en la que me es posible (sea lo que sea que eso implique).

Habiendo dicho eso, el lugar de reunión de la iglesia es un edificio designado específicamente y dedicado para la adoración de un Dios que es asombroso más allá de nuestras más aventuradas imaginaciones. Su presencia está en todas partes, pero una iglesia está dedicada a la adoración y la Palabra. Cuando funciona apropiadamente, una iglesia es una colección de individuos unidos, llenos del Espíritu que con entusiasmo se reúnen para exaltar el nombre de Jesús. Vienen para aprender, crecer, alabar y experimentar la presencia de Dios en una manera que solamente la adoración colectiva lo permite. El canto es sagrado, la predicación es poderosa, las oraciones poderosas, y la atmósfera es de fidelidad. Una reunión de la iglesia en cualquier lugar o edificio, en el día del Señor (Hechos 20.1, I Corintios 16.1-2, Salmos 118.22-26), es una convocación de gente santa para adorar a un Dios Santo, es decir una santa convocación. Básicamente, la iglesia es muy importante, Dios es muy importante, y como la adoración no es una cuestión casual no deberíamos vestirnos de manera informal. Me visto de la mejor manera para la iglesia por la misma razón que me visto bien para las bodas; es un momento sagrado y deseo honrar ese momento.

Los psicólogos saben que la manera en que vestimos impacta nuestra manera de pensar en gran manera (aquí, aquí, aquí y aquí)

Las Escuelas han comprobado que los uniformes favorecen el enfoque de la clase. De hecho, la actitud de que cada uno vista como le parezca promueve la pereza, la indiferencia y el actitudes irrespetuosas (aquí, aquí)

Estudios de negocios muestran que la productividad disminuye dramáticamente en los llamados “Viernes casuales” (el permiso de llegar como guste el viernes) (aquí, aquí)

En el fondo sabemos que esto es cierto de manera instintiva. Hay una razón por la cual compramos ropa de vacaciones; cierto tipo de ropa nos hace sentir más relajados (podemos fácilmente detectar al que está de turista). No es una coincidencia que la gente viste de cierto modo para ir a los clubes nocturnos y a los bares, porque tienen una cierta meta e intención y una cierta manera de pensar que se expresa con la manera en que visten. Hay una razón por la cual los políticos, abogados, profesionales de negocios, periodistas, doctores, pilotos, militares, pastores (por lo menos históricamente), y hasta los comediantes del programa nocturno, mayormente visten de cierta manera que representa el campo de sus labores. Al hacerlo, están mostrando respeto por sus profesiones, por sí mismos y por los demás. Con ello reflejan confiabilidad, competencia, enfoque, e inspiran confianza.

Yo sé que hay cierto encanto en sentir la libertad de usar jeans y T-shirts en la iglesia (o lo que se desee llevar). Es fácil, casual, conveniente, y relajado. Y aquí precisamente radica el problema; la iglesia no está designada para ser fácil, casual, conveniente o relajante. Y entiendo cuán incorrectas políticamente son estas afirmaciones, pero sea como sea, es la verdad.

La iglesia tiene el propósito de ser excitante, emocionante y cambiadora de vidas. Si usted piensa que esto es algo tonto, es porque no ha experimentado el mover del Espíritu de una manera tangible (o al menos recientemente). Nos guste o no, la predicación no está diseñada por Dios solamente para darnos ánimo, sino que a veces es para corregir, dar convicción, instrucción y exhortación (I Timoteo 5.20; II Timoteo 4.2; 3.16-17, Lucas 17.3-4, Marcos 16.14). No deseo que mi pastor se presente de una manera que parece que va de excursión por las mismas razones que no deseo que mi abogado parezca que tendrá una sesión de juegos de video en el sótano de la casa de su mamá; todo eso se asociaría a inmadurez, incompetencia, indiferencia, y frivolidad. Ninguna de esas imágenes inspiran confianza, seriedad o respeto. Además, el tiempo de iglesia es un tiempo sagrado en el cual venimos a ponernos en contacto directo con la unción divina, la revelación, la iluminación, salvación, santificación y la lista podría seguir mucho más. Pero el asunto es que no es una reunión casual.

Déjenme ahora considerar las objeciones que con frecuencia escucho de parte de los promotores de una forma de vestir super casual para la iglesia. ¿No es una pérdida de dinero comprar ropa formal? Y a eso suelen añadir ¿No sería mejor gastar ese dinero en otra cosa? Típicamente, procuran una acusación a la vanidad. Primero, esas afirmaciones son similares a los argumentos de Judas cuando María empleó el perfume caro en los pies de Jesús (Juan 12.3-8). Un argumento que Jesús mismo rechazó (y no recomendaría a Judas como ejemplo a seguir). Segundo, vestir de una manera respetuosa y digna no significa necesariamente que hay que gastar mucho dinero en ello. Tercero, recientemente realicé una boda junto con un pastor que está en contra de la vestimenta formal para la iglesia. Irónicamente, él pasó algún tiempo haciendo alarde de sus jeans de marca que le costaron $300 y sus botas de cuero que le costaron $400. En realidad no me preocupa tanto lo que él gastara, pero obviamente la ropa de moda casual puede ser tan cara o más que un traje y una corbata.

Si usted finaliza de leer este artículo pensando que yo afirmo que usar corbata tiene algún elemento salvífico, está completamente equivocado. ¡Tampoco espero que las visitas se cambien de ropa al momento de entrar por las puertas de la iglesia! También, soy completamente consciente de que si no somos cuidadosos podemos caer en la vanidad por tratar de que la ropa que llevamos a la iglesia sea digna de admirar. Sin embargo, lo que sí creo es que conforme maduramos espiritualmente el nivel de reverencia hacia las cosas de Dios debe crecer exponencialmente (I Timoteo 3.14-15; I Pedro 2.5). Mientras eso sucede debemos vestir de manera reverente para ir a la iglesia (Hebreos 12.28)

Lo siguiente es un extracto de un artículo del escrito John Blake de CNN, el cual ofrece una perspectiva todavía mayor

Las razones por las cuales la gente dejó de vestirse bien para ir a la iglesia podrían llenar un libro. Sin embargo, Fulwiler ofrece una explicación que rara vez se menciona – es por falta de gratitud.

La revelación de Fulwiler se dio un día que miraba a la gente abordar un avión. Ella recordó aquellas fotos en blanco y negro que había visto de sus abuelos abordando un avión en los años 1940´s. La mayoría de pasajeros estaban vestidos con traje y corbata porque viajar en avión era un privilegio en aquel entonces.

“Nos vestimos bien para aquello por lo cual estamos agradecidos” dice ella. “Somos una cultura tan próspera y mimada que sentimos que tenemos el derecho de viajar en aviones” dice Fulwiler, autora de “Something other than God”, libro en el cual detalla su travesía desde el ateísmo al Cristianismo.

La iglesia es como viajar en avión ahora – no es la gran cosa porque la gente perdió su sentido de asombro ante Dios.

Sin embargo, algunas de estas mismas personas que dicen que no importa para nada como usted vista para ir a la iglesia cambiarían su opinión si fueran invitados a otro evento.

Si se le diera la oportunidad de conocer a la Reina de Inglaterra, no llegarías al castillo de Windsor en jeans y T-shirt. ¿No debería la gente tener la misma actitud reverente cuando vienen a la iglesia a encontrarse con Dios? Después de todo, ¿no revela la forma en que usted viste la importancia que usted le está dando a la ocasión?

La pregunta detrás de todo esto es la siguiente: ¿Debería acercarme a la iglesia de forma casual o reverente? Antes de que responda, pregúntese también si sería irrespetuoso que usted llegue una ceremonia de bodas en chancletas (sandalias de playa) y T-shirt? Lleve ese pensamiento un poco más allá y piense si usted fuera la novia ¿Cómo vestiría? Ciertamente, como la novia de Cristo, deberíamos ser reverentes en nuestra manera de vestir cuando nos reunimos a adorar al esposo. Los santos de antaño veían esto simbólicamente y como una manera de anticipar el gran día de las Bodas del Cordero (Apocalipsis 19.6-9). Vestirse apropiadamente para la iglesia era para ellos un símbolo de profundo respeto por las cosas de Dios. Creo que tenían razón.

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