Identidad de Orientación y la Iglesia

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Artículo escrito por el Pr. Barry York, Presidente del Seminario Teológico Presbiteriano Reformado (RPTS) y traducido con permiso.

En este que es el más nuevo y valiente de los mundos, las personas han tomado sobre sí mismas la responsabilidad de auto-identificarse. Mirando dentro de sí mismos para encontrar la verdad, han examinado sus pensamientos y sus pasiones para determinar quiénes son ellos mismos. Si sus corazones se inclinan, o se sienten orientados hacia cierta dirección, entonces esa tendencia define quiénes son ellos.

Hace solo unos pocos años, la gran batalla para estas personas fue lograr ser identificados por su orientación sexual. Hay un artículo que aclara que esta batalla básicamente fue ganada cuando la Suprema Corte de los Estados Unidos legalizó el matrimonio gay. En esos días, las cosas eran más simples, porque usted podía ser hetero, gay o lesbiana.

Sin embargo, muy pronto el LG se convirtió en LGBQT, y fue esa T de transgénero la que marcó otro cambio sísmico en la cultura. Porque en vez de simplemente tener orientación hacia el mismo sexo, lo cual tenía al menos parte de esa orientación al enfocarse en sí mismo y su relación con otros, en el movimiento transgénero  la identidad ha dado otro paso hacia adentro. Ahora la identidad se enfoca más exclusivamente en usted mismo en relación con usted mismo.

Por ejemplo, si un hombre se siente como una mujer, entonces ahora él es ella y se conoce como transgénero. Y este deseo intenso por identidad propia es tan radical en estos días que si alguien usa un pronombre femenino para describir al individuo descrito, esto puede considerarse como demasiado restrictivo. Después de todo, algunos afirman poder cambiar de género en un día particular, o quieren ser identificados como sin género o libres de género.

La cultura actual de identidad se parece un poco a un viaje hacia el sur en una autopista, disfrutando tanto del viaje que usted decide ir siempre hacia el SUR. Eso puede ir bien por un tiempo, pero inevitablemente en algún punto tendrá que doblar a la derecha o a la izquierda y entonces se va a hacer difícil saber qué hacer. Rut Etheridge en su nuevo libro describe apropiadamente esta propensión moderna a determinar la identidad propia identificándola con el cielo raso de uno mismo. Será un límite. Porque eventualmente el bien llamado YO se agotará, incapaz de saciar la sed de significado personal.

Ahora vengamos a la iglesia y consideremos el asunto de la identidad sexual. Hay una presión creciente para que aceptemos este tipo de pensamiento dentro de la iglesia. Revoice es uno de los últimos movimientos de identidad que se está infiltrando en las iglesias evangélicas y Reformadas. Su propósito establecido es “apoyar y animar a los cristianos gay, lesbianas, bisexuales y otros atraídos por el mismo sexo – y a todos los que los aman a ellos – para que todos en la Iglesia puedan ser capacitados para vivir en la unidad del evangelio y a la vez observar la doctrina cristiana histórica del matrimonio y la sexualidad” (Puede ver el resumen de Tim Challies sobre la primera conferencia Revoice 2018 aquí). Notemos los adjetivos usados para modificar la palabra “Cristianos”. Esta afirmación muestra que los que promueven y apoyan este movimiento están añadiendo su propia orientación interna a la identidad Cristiana.

Para ver cómo esta orientación define su forma de vida, consideremos estos dos ejemplos tomados del pensamiento el Dr.. Wesley Hill, un profesor de seminario, orador principal en la conferencia Revoice, y autor de varios libros sobre este tema (las citas fueron tomadas de este articulo del Reporte Aquila, que también tiene muchas respuestas apropiadas)

Deseo también explorar la manera en que mis atracciones hacia el mismo sexo están inescapablemente atadas con mi don y llamado a la amistad. Mi pregunta, básicamente, es cómo puedo ejercer mayordomía y santificar mi orientación homosexual de tal manera que puede ser una puerta de bendición y gracia.

En mi experiencia, por lo menos, el hecho de ser gay colorea todo lo que me rodea, aunque soy célibe. Es menos como una pieza separable de mi experiencia, como un estante en mi oficina, que no se puede distinguir de los demás estantes, y más como una gota de tinta proverbial en un vaso de agua:  que no es idéntica al agua, y a la vez no es tan diferente tampoco. Para mí, ser gay es tanto como una sensibilidad, un alto sentido y pasión por la belleza del mismo sexo que determina la clase de conversaciones que tengo, las personas con las cuales quiero pasar el tiempo, las novelas, poemas y películas que disfruto, el arte visual particular que aprecio y también, creo, la clase de amistades que procuro fortalecer.

Wesley Hill, Spiritual Friendship: Finding Love in the Church as a Celibate Gay Christian (Grand Rapids: Brazos, 22105), 78,81.

No se puede negar que un convertido de la comunidad LGBTQ todavía tendrá tentaciones y anhelos con los cuales luchar relativos a su antiguo estilo de vida, como los Israelitas en el desierto que querían regresar a Egipto. Sin embargo, las afirmaciones del Dr. Hil van más allá que eso y contradicen las Escrituras.

Primero, niega la pecaminosidad de esos deseos sexuales, buscando legitimarlos como algo válido. Jesus enseñó que no solamente las acciones sino los pensamientos contaminan al hombre.

Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. (Mateo 15.18-20)

Si ellos consideran los actos homosexuales como pecado, como muchos en Revoice afirman, entonces los pensamientos de esas acciones también lo son. Si sustituimos en las palabras de Hill la palabra anhelos por deseos gay, la fea verdad se vuelve más evidente. Trate de decirle eso a su esposa:

Deseo explorar la manera en que mis atracciones adúlteras están inescapablemente atadas a mi don y llamado de la amistad. Mi pregunta básicamente es cómo puedo ejercer mayordomía y santificar mi orientación adúltera de tal manera que pueda ser una puerta de bendición y gracia.

Y luego, modificar la identidad Cristiana con cualquiera de los adjetivos LGBQT es negar finalmente el poder del evangelio y el Espíritu que reorienta los deseos. Si usted profesa ser Cristiano y “el ser gay colorea todo” con respecto a usted, entonces ¡lo que necesita es más del color del evangelio! El creyente debe ser fortalecido por Cristo de tal manera que “en corazón están Sus caminos” (Salmmos 84.5) y desea las cosas celestiales (Colosenses 3.1-2).

En su obra clásica Los Afectos Religiosos, Jonathan Edwards explica cómo nuestra orientación o constitución, aunque no esté perfeccionada, ha sido fundamentalmente alterada en la conversión, cuando dice,

Desde luego, tenemos que tener en cuenta el temperamento natural de los individuos. La conversión no destruye el temperamento individual. Si nuestro temperamento nos hacía propensos a ciertos pecados antes de nuestra conversión, es muy posible que seamos propensos a los mismos pecados después de la conversión. Sin embargo, la conversión hará una diferencia aun aquí. Aunque la gracia de Dios no destruye los fracasos del temperamento, puede corregirlos. Si antes un hombre se inclinaba, debido a su temperamento natural, a la lujuria, la borrachera, o la venganza, su conversión afectara poderosamente estas inclinaciones malvadas. Puede que siga peligrando por estos pecados más que por otros, pero ya no dominaran su vida y su alma como lo hacían antes. Ya no serán parte de su verdadero carácter

Finalmente, los proponentes de una identificación de orientación necesitan recordar que están buscando su identidad en la dirección incorrecta. En vez de mirar hacia adentro, ellos necesitan romper ese cielo raso y mirar hacia afuera para encontrar quiénes son ellos. Jesús exhortó al respeco cuando dijo de manera paradójica, “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10.39).

La aguja del compás siempre apunta hacia el norte – amenos que tenga un fuerte imán cerca. El imán del YO distorsiona la dirección correcta. Pensar que usted se ha encontrado a usted mismo siguiendo la dirección de su corazón define el camino a la Villa de los Perdidos. En el evangelio, debemos mirar a Cristo como nuestra Estrella Polar para redescubrir la verdadera imagen de Dios y, haciéndolo, encontrarnos a nosotros mismos.

Quiera el Señor ayudar a la iglesia a redescubrir y descansar en el conocimiento de que somos Su pueblo, las ovejas de Su rebaño.

Barry York se define como: Pecador por naturaleza – Salvado por Gracia, Esposo de Miriam – Agradecido por los privilegios. Padre de seis. Bendecido por Dios. Presidente del Seminario Teológico Presbiteriano Reformado – Autor del libro: Hitting the Marks

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