Poderoso en las Escrituras

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Resumen del mensaje dado en la actividad de compañerismo juvenil de la Iglesia Bautista Reformada en Damansara (Malaysia) en Marzo del 2016 por el Pr. B.S. Poh

Traducido por Alexander León

Artículo original >>>>>>>>>AQUI<<<<<<<<<

 

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Hechos 18.24 nos cuenta que Apolos era “hombre elocuente y poderoso en las Escrituras”. ¿Qué significa ser “poderoso en las Escrituras”? Él era un creyente, aunque al estilo del Antiguo Testamento, porque “solamente conocía el bautismo de Juan” (25). En otras palabras, él había sido discípulo de Juan el Bautista, pero dejó la región de Judea antes de escuchar que Jesucristo era “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1.29), y ciertamente antes de Pentecostés (Hechos 2.1 ss).

Apolos era un hombre dedicado por completo al Señor – en su mente, corazón y voluntad. Se nos dice que “había sido instruido en el camino del Señor” y que era “ferviente de espíritu”, y “enseñaba diligentemente lo concerniente al Señor”, aunque solo conocía el bautismo de Juan (25).

Para que una persona esté totalmente comprometida con el Señor y tenga la habilidad de manejar las Escrituras bien, se necesita más que elocuencia. Una espada es una espada, sea quien sea que la use (cf. Efesios 6.17). Sin embargo, una espada es mucho más que una espada, cuando el que la usa es un espadario entrenado. Apolos era un espadario entrenado, aunque no en el sentido formal. No se nos dice que fuera entrenado en la escuela de los Fariseos, como lo fue Pablo (Hechos 22.3). ¿Qué había pasado en su entrenamiento?

1. Lo que significa ser “poderoso en las Escrituras”

  • Un buen conocimiento de las Escrituras.

No consideraríamos a alguien “poderoso en las Escrituras” si no sabe cómo buscar un pasaje en las Escrituras. El que sea poderoso en las Escrituras sabe cómo localizar aquellos pasajes que otros consideran libros oscuros de la Biblia, por ejemplo, Miqueas, Habacuc, Abdías, o Filemón. Sabe bien dónde están los más conocidos libros de la Biblia: Los Salmos, Isaías, Daniel, o Romanos.

Hay quiénes memorizan los libros de la Biblia de memoria o en una canción, pero esto nunca puede superar el conocimiento de las Escrituras por medio de la lectura regular y sistemática de las Escrituras. El tiempo que se pasa diariamente “a solas”, con la Biblia y en oración, es una práctica que por mucho tiempo fue honrada entre los Protestantes. El Señor enseñó a sus discípulos a orar al Padre en el secreto prometiendo que el Padre los recompensaría en público (Mateo 6.6). El rostro de Moisés resplandecía cuando se encontraba con Jehová (Éxodo 34.35). Apolos debe haber pasado mucho tiempo leyendo las Escrituras y orando.

No tenemos que pasar horas estudiando la Biblia y orando todos los días. Para la mayoría de las personas, un tiempo de 15 minutos con Dios antes de iniciar las labores diarias estaría bien. Si sigues un plan de lectura, puedes terminar la Biblia en un año o en tres años. Debes leer inteligentemente y con devoción, no solamente para cumplir la cuota diaria de lectura. Podría haber un día en el que fallas porque las circunstancias interrumpen tu “tiempo a solas”. Lo que es importante es no permitir que esto se prolongue. Y cuando regresas para mantener tu “tiempo a solas”, no es sabio tratar de apurarse para ponerse al día, eso suele generar desánimo. Más bien, localiza la lectura para ese día y continúa de ahí en adelante.

  • Un buen entendimiento de la teología

Hay una diferencia entre conocer los hechos de la Biblia y conocer la enseñanza de la Biblia. Algunas iglesias enfatizan mucho lo primero y descuidan lo segundo, lo cual es lamentable. La gente joven de esas iglesias suelen enorgullecerse en los Test de conocimiento Bíblico, pero a la vez son débiles en el entendimiento teológico. No tienen claridad sobre las doctrinas importantes que constituyen el evangelio, cómo nuestros pecados fueron expiados por la muerte de Cristo, el proceso de santificación, etc. No tienen un entendimiento global de la enseñanza de la Biblia.

Nuestra iglesia se suscribe a la Confesión de Londres de 1689. Revisamos la confesión periódicamente cada cierto número de años, porque creemos que es importante para los miembros de la iglesia recordar los fundamentos de la fe. No debemos asumir que los miembros conocen la Confesión de Fe. Además, siempre hay nuevos miembros, así como personas que vienen a indagar, entonces conocer la Confesión de Fe será de utilidad para ellos.

La Doctrina debe valorarse antes de la práctica. Aquellos que se enfocan en la práctica pueden aparecer celosos por el Señor, pero su celo no durará si no se sostiene por medio de la doctrina. Uno no puede dedicarse a trabajar todo el tiempo sin ingerir alimento. La enseñanza de la Biblia es nuestro alimento espiritual. Cuando la doctrina se entiende de manera sistemática, se constituye en teología. Un buen entendimiento de la teología nos hará “poderosos en las Escrituras”.

  • Capacidad de articular la verdad apropiadamente.

Apolos se describe como un “hombre elocuente”. ¿Era elocuente por naturaleza o fue entrando para ser elocuente? La elocuencia natural tiene su valor, pero puede constituir una trampa. El que se confía de su elocuencia natural puede volverse descuidado y hablar aire vacío. Pensemos en algunos políticos que son grandes oradores. Puede que te impresiones por su discurso, solo para descubrir luego cuán insubstancial y cuan inconsecuente ha sido. La elocuencia es un arte para el cual hay que entrenarse. Se facilita por medio de un buen entendimiento de la sustancia.

Un entendimiento claro de la verdad – de su significado, de su valor e importancia, de sus posibles entendimientos erróneos, de sus perversiones por otros – todo lleva a su articulación. Cuando el pensamiento es claro, y el corazón es cálido, las palabras fluirán con suavidad. La verdad que se presenta de esta manera será placentera a los oídos y será felizmente recibida. Serás considerado “elocuente” por los que te escuchan.

Además de un buen entendimiento de la verdad está la importancia de un buen manejo del lenguaje. La verdad se expresa con palabras. Las palabras se tocan como las cuerdas de un instrumento, de acuerdo con las reglas de la gramática. Un buen entendimiento del lenguaje facilita la articulación de la verdad. Uno no tiene que ser un gran lingüista para ser un buen orador, pero a la vez, el que usa un lenguaje atropellado no puede esperar ser un buen orador. Cambios de expresión, e idiomas, ayudan a expresar la verdad de una manera clara y poderosa. La práctica regular, acompañada de una intención de mejorar en el vehículo de la comunicación, incrementará rápidamente la elocuencia.

2. ¿Cómo podemos ser poderosos en las Escrituras

  • Escuchar la Palabra de Dios de forma regular

Se dice que los católico-romanos “van a misa”, mientras que los protestantes van a la iglesia a escuchar la palabra de Dios. La asistencia regular a las reuniones de la iglesia determina en gran medida cuán firme es su cimiento doctrinal. Construir un entendimiento de la Biblia es como construir una pared. Debe hacerse ladrillo por ladrillo y capa por capa (cf. Isaías 28.10). Debe hacerse de forma regular. Si hay grandes hendiduras o muchas hendijas, la pared no será fuerte. El miembro de la iglesia que es fiel en su asistencia regular, será un hijo de Dios que crece espiritualmente. Y lo contrario también es cierto, aquellos que asisten de forma irregular no pueden crecer bien.

El hambre de la justicia de Dios y por lo tanto de la palabra de Dios, es una señal segura de la verdadera espiritualidad. Somos salvos por la justicia imputada de Cristo (Mateo 6.33; II Corintios 5.21). Como consecuencia, creceremos en justicia. Así como la fe sin obras está muerta, el Cristianismo sin justicia es falso. Uno se convierte en luz para el mundo solamente por medio de la fe en LA luz del mundo (Mateo 5.14; Juan 8.12). Para ministrar vida a otros, debemos tener vida en nosotros mismos. La vida espiritual que tenemos debe nutrirse para que podamos ser usados efectivamente por el Señor al ministrar a otros.

Las iglesias que no predican y enseñan la palabra de Dios sistemáticamente no pueden producir hombres y mujeres que sean poderosos en las Escrituras. La primacía de la palabra de Dios tiene que mantenerse en la iglesia (Mateo 28.18-19; Romanos 10.17; II Tim. 3.16-17). La palabra de Dios no se encuentra en el cinema o en el  Mall (Centro Comercial). Se encuentra en la iglesia. Es una tragedia cuando los que tienen hambre de la verdad vienen a la iglesia para ser alimentados y ¡lo que les sirven es una comida liviana y aguada! Una dieta buena, balanceada de la palabra de Dios, servida regularmente, producirá siervos de Dios saludables y capaces.

  • Aprovechen a los maestros y consejeros

Todos necesitamos maestros. Cuando éramos chicos nuestros padres eran nuestros maestros. Ir a la escuela es una manera de reconocer que necesitamos maestros. En el ámbito espiritual, necesitamos la guía de maestros. Apolos ya era un hombre poderoso en las Escrituras, y estaba enseñando lo concerniente al Señor – pero inadecuadamente. Él conocía las profecías concernientes a la venida del Salvador. Conocía de la necesidad de arrepentirse y tener fe en Cristo para salvación. Y estaba esperando la venida de ese Salvador. Apolos, sin embargo, necesitaba que se le mostrara que ese Salvador ya había venido, que había muerto y resucitado. Necesitaba saber que el Espíritu Santo había sido derramado sobre la iglesia, y que la gran comisión había sido dada por el Señor

Aquila y Priscila fueron usados por Dios para “llenar los huecos” en el entendimiento de Apolos. ¡Imagínense qué revelación fue esto para Apolos! ¡Qué gozo! ¡Qué emoción poder conocer la verdad más exactamente!

No se nos dice que Aquila y Priscila fueran “poderosos en las Escrituras”, pero sabían suficiente de la verdad para guiar a Apolos en su entendimiento. Ellos se mencionan primero en Hechos 18.13. Habían venido como obreros en la expansión del Evangelio con Pablo (Romanos 16.3). Por dicha, hay muchas personas piadosas en la iglesia que no son oradores públicos, pero que son buenos para brindar mentoría a otros individuos, incluyendo a predicadores. Ananías de Damasco fue una guía para Pablo cuando era recién convertido (Hechos 9.10).

Y ¿qué de Apolos? Él se convirtió en un hombre cada vez más útil en el servicio al Señor. Fue presentado a los discípulos. Fue  muy útil para ayudar a los discípulos que trataban de alcanzar a los Judíos. Se nos dice que “vigorosamente discutía con los judíos públicamente, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo” (28). ¡Oh, que hubiera muchos hombres como Apolos!

3. Uso correcto de los libros y ayudas

Tenemos maestros presentes que están cerca. Puede que tengamos que recurrir a maestros a la distancia y en el pasado – por medio de libros. Hay innumerables libros en el mundo. Es imposible leer todos los libros. Es imposible incluso leer la mayoría de los libros de ciertas materias. El Predicador dice que “no hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne” (Eclesiastés 12.12). No es el número de libros leído lo que cuenta, sino el tipo de libros que se leen. Pablo pidió sus libros, mostrando que él leía mucho – y podemos estar seguros que él leía la clase correcta de libros (II Timoteo 4.13).

Cuando yo era un joven creyente, fui guiado a leer libros publicados por Banner of Truth (Estandarte de la Verdad) y los que vende la librería del Tabernáculo Metropolitano. Esta última continúa produciendo una revisión regular de los libros que ahí se venden lo cual ha ayudado a muchísimos cristianos y predicadores. En vez de lanzarte a buscar buenos libros, en medio de incontables opciones de libros en el mundo que son de dudosa calidad, ¿por qué no comenzar donde yo empecé? Conforme nos vamos volviendo más maduros y experimentados, seremos capaces de profundizar en otras fuentes y sacar de allá y de acá joyas de lectura.

Sin embargo, el tiempo no está de nuestro lado. Tenemos que aprender a discriminar entre el material ligero y pobre del pesado y más útil. Aquellos que quieran tomarse el tiempo para aprender el arte de la lectura veloz se beneficiarán de ello, aun si su habilidad sea básica. (Un libro de ayuda sobre esto es “Rapid Reading with a purpose” por BE Johnson (“Lectura rápida con un propósito). No desearíamos quedarnos atrás o atrasarnos con respecto al “cómo” en vez de hacer lo que debemos hacer. En este caso leer libros buenos tiene el propósito de ayudarnos a entender lo que la Biblia enseña. Un buen hábito para cultivar es dedicar un espacio a la lectura cada noche, entre media hora y una hora. Que el libro esté cerca de la cama. El propósito no debemos olvidarlo: “que podamos llegar a ser poderoso en las Escrituras”

¿Qué valor tiene llegar a ser poderoso en las Escrituras?

Hemos preguntado ¿Qué es ser poderoso en las Escrituras? Consiste en conocer bien la Biblia, conocer bien la teología bíblica y articular bien la enseñanza de la Biblia. Hemos preguntado ¿Cómo podemos llegar a ser poderosos en las Escrituras? Por medio de escuchar regularmente la predicación y enseñanza de las Escrituras, teniendo acceso a maestros y consejeros y con un uso adecuados de libros y ayudas. Una pregunta final debe ser contestada, ¿Qué valor tiene todo esto?

Listamos a continuación tres valores. Primero, aquellos que son poderosos en las Escrituras tendrán el consuelo y la fuerza que las Escrituras dan. La vida está llena de retos y adversidades. El plan de Dios, sus promesas y sus propósitos están en la Biblia. Aquellos que estén bien arraigados en las verdades bíblicas estarán igualmente fortalecidos, y serán más capaces de manejar estos retos y pruebas de la vida. Todos los cristianos tienen fe, pero nuestra fe necesita ser fortalecida (Mateo 6.60; Luchas 17.5). Todos los cristianos necesitan crecer (Hebreos 5.12; II Pedro 3.18). ¿Cómo puede haber crecimiento espiritual sin recibir alimento espiritual? (Mateo 4.4)

Segundo, después de considerarnos a nosotros mismos, debemos mirar hacia Dios. Como hijos, desearíamos glorificar a nuestro Padre que está en los Cielos. La gloria de Dios en los creyentes (Juan 17.22) y en la iglesia (Efesios 3.20), se da por la presencia del Espíritu Santo (I Corintios 3.16; 6.19). El Espíritu Santo inspiró a los que escribieron la Biblia  (II Timoteo 3.16-17). El mismo Espíritu nos convierte por medio de la palabra escuchada (Romanos 10.17). ¿Nos sorprende entonces que el Espíritu que mora en nosotros sea quien nos dirija a la palabra inspirada para el crecimiento espiritual? (I Pedro 2.2)

Tercero, habiendo mirado hacia Dios, debemos mirar ahora horizontalmente. Deseamos edificar a los hermanos y estar involucrados en edificar la iglesia de nuestro Señor (I Corintios 14.26). Debemos desear con ansiedad los mejores dones, es decir, ser maestros para el mundo (I Corintios 12.31; Hebreos 5.14). De mismo modo que Apolos fue usado para ayudar a los discípulos, así seremos grandemente usados por el Señor si somos “poderosos en las Escrituras”.

Vemos entonces cuán importante es llegar a ser “poderosos en las Escrituras” – nos fortalece en la fe, glorifica a nuestro Dios, y nos hace útiles en el servicio a Dios. A Dios sea la gloria.

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