Revivamos el arte de la Polémica Cristiana

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Artículo original del Pr. Conrad Mbewe, traducido con permiso por Pr. Alexander León

Artículo original en inglés  >>>>AQUI<<<<<

La tragedia del panorama eclesiástico de nuestro día es el número de herejes que hay dentro del campo evangélico. Están haciendo lo que quieren y casi nadie está levantando una voz contra ellos. A puertas cerradas todos parecen estar de acuerdo en que estos “hermanos” están difundiendo serios errores. Pero tan pronto como la puerta se abre y uno de ellos entra, de pronto, parece que dudamos si debemos mejor permanecer en silencio ejerciendo nuestro amor cristiano.
Esto amerita una pregunta, ¿Cómo deberíamos responder como cristianos ante tantas enseñanzas equivocadas que nos rodean, especialmente esas serias herejías que propagan personas dentro de la iglesia? Esta es una pregunta importante porque estamos viviendo en días cuando la naturaleza misma del cristianismo evangélico está siendo puesta de cabeza. Esto se da especialmente entre aquellos que enseñan lo que nosotros llamamos “el evangelio de la prosperidad” en sus diferentes tonalidades. Muchas vidas están siendo destruidas. Hay confusión en cuanto al camino de salvación. ¿Cómo debemos responder a todo esto?
Debemos responder a esto involucrándonos deliberadamente en la polémica cristiana. ¿Qué significa la palabra “polémica”? La Polémica se refiere a una fuerte refutación verbal o escrita con respecto a las creencias de alguien. Es un argumento para disputar sobre la opinión de otro y mostrar que su posición es errónea. Esto es lo opuesto a apologética, que corresponde a una fuerte defensa verbal o escrita que se realiza cuando se han recibido ataques a  nuestra creencia. En otras palabras, polémica y apologética son dos caras de una misma moneda. Un apologista comienza con la verdad que está siendo atacada para defenderla, mientras que el polemista comienza con el error que se está propagando y busca refutarlo.
La Iglesia necesita líderes que sean polemistas.
La Biblia enseña que una de las responsabilidades de los ancianos de la iglesia es la polémica. El apóstol Pablo dijo a Tito: “[que el anciano sea] retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.” (Tito 1.9). Notemos que esto no está dicho únicamente de manera positiva sino también negativa. Un anciano debe dar instrucción en la sana doctrina pero también tiene que refutar a los que contradicen la sana doctrina.
¿Por qué es importante esto? El apóstol Pablo dice que tiene que hacerse esto “Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.” (Tito 1.10-11).
Si nos quedamos callados, los maestros herejes continuarán dañando la fe de muchos con su afán de ganancia deshonesta y vergonzosa. Así que, es la responsabilidad de aquellos que están a cargo de las ovejas de Cristo silenciar esas voces.
De esto se trata la polémica. En el pasado, se asumía que los pastores y maestros cristianos se involucraban en la polémica como parte de su deber. Procurar ser “políticamente correctos” no era una virtud en aquellos días. El error tenía que ser vencido. El gran teólogo americano B.B. Warfield ocupó la cátedra de Teología Didáctica y Polémica en el Seminario Teológico de Princeton desde 1887 hasta su muerte en 1921. Eso no era algo extraordinario en aquellos días.
Jesús el gran polemista
La pregunta que se hace con frecuencia es, ¿Cómo podemos involucrarnos en la polémica? Por dicha tenemos el ejemplo del Señor Jesucristo. Casi al final de su ministerio terrenal, Jesús pasó algún tiempo refutando las enseñanzas y estilo de vida de los Escribas y de los Fariseos. Un capítulo entero del Evangelio de Mateo está dedicado a siete “lamentos” (maldiciones) que Cristo lanza a estos hombres porque ellos estaban desviando a muchos del camino. Miremos una de las secciones  en Mateo 23.16-22, para aprender cómo podemos resucitar el arte perdido de la polémica hoy, siguiendo el ejemplo de Jesús. Podemos aprender cuatro lecciones de esto…
Identificar la enseñanza incorrecta
Jesús dijo claramente lo que estaba incorrecto en la enseñanza de ellos. ¿Qué estaban enseñando los Escribas y Fariseos? Jesús dijo: “!Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. !!Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor.” – Mateo 23.16-18
A lo que Cristo está oponiéndose es a la forma astuta en que ellos mienten, haciendo falsas promesas. Los hombres estaban buscando la forma de aparecer como religiosos mientras internamente eran impíos. Cristo no estaba dispuesto a dejar que esto se diera sin denunciarlo. Señaló que eso era una enseñanza errónea. Nosotros tampoco deberíamos temer de denunciar la enseñanza errónea que está dañando la fe del pueblo de Dios.
Usar lenguaje fuerte
Tomaré más tiempo aquí porque estamos viviendo en una época de “política correcta” que ha vuelto a los siervos de Dios en unos miedosos. Cristo usó lenguaje muy fuerte para referirse a esos falsos maestros. Él les dijo” “Insensatos y ciegos… necios y ciegos…” y más adelante en ese mismo capítulo les llamó “hipócritas, hijos del infierno, serpientes, generación de víboras” (v. 16.17, 19) y los comparó con “sepulcros blanqueados” (v 27). Debemos admitir que Jesús usó un lenguaje bastante fuerte aquí. Ese lenguaje no es “políticamente correcto”. Los caballeros no hablan así normalmente.
¿Cómo debemos explicar esto? Primero que todo, esta no era la forma en que Jesús hablaba diariamente. Él normalmente hablaba con gentileza. Sin embargo, es evidente que Jesús había estado enseñando la verdadera espiritualidad por tres años y estos hombres persistían oponiéndose y enseñando el error. Era el momento para Jesús de quitarse los guantes y hablar de esta manera. Esto es importante. Tristemente, hay algunos maestros cristianos que parecen tener un estado de mal humor perpetuo y su ministerio se caracteriza por un sarcasmo y continua burla dañina. Esconderse detrás del ejemplo que Cristo nos da aquí sería tragar el camello y colar el mosquito.
Habiendo dicho esto, los Fariseos y Escribas no eran compañeros de Jesús a los cuales Él necesitaba tratar con delicadeza para que siguieran viniendo. Ellos eran sus enemigos que estaban destruyendo almas. Estaban rechazando la verdad y enseñando el error, dejando destrucción en su camino. Ellos cerraban la puerta del cielo a otros y los hacían dos veces más hijos del infierno que ellos mismos (verso 15). Era crucial que Cristo mostrara algo de sus sentimientos por estas herejías. Pablo hizo lo mismo cuando dijo que aquellos que enseñaran otro evangelio eran “anatema” (Gálatas 1.8-9). De hecho, en otra parte los llama “perros” (Filipenses 3.2)
Judas fue aún más mordaz cuando dijo que tales herejes se esconden en la iglesia “Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.” (Judas 1.12-13)
Lo que quiero decir con todas estas citas es que no nos asombremos cuando se usa un lenguaje fuerte en la polémica contra los herejes. Jesús y otros autores inspirados usaron lenguaje fuerte.
Apelar a la lógica y a la razón
El Señor Jesucristo usó la lógica y la razón cuando mostró el error de los Escribas y Fariseos. Él dijo, “¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?” y “!Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?”  (V. 17, 19)
En esencia, Jesús está diciendo: “¿Cómo se les ocurre que el oro es más importante que el tempo que es el que le da importancia al oro?” De la misma manera, cómo se les ocurre pensar que una simple ofrenda sea más importante que el altar, cuando es más bien el altar lo que le da valor a la ofrenda. Su mensaje era claro: La lógica de ustedes es defectuosa. Lo que necesitan es ponerse a pensar para entenderlo.
Aquí radica el poder de la polémica. No se trata simplemente de decir cuáles son las enseñanzas erróneas usando referencias mordaces. Se debe poder mostrar lo absurdo de la posición doctrinal que han tomado los que están enseñando el error. Los seres humanos tienen cerebros que todavía funcionan, especialmente cuando la gracia de Dios les ha lavado del pecado. Debemos a apelar a esos cerebros. Las herejías son irracionales. Por medio de la lógica debemos mostrar cuál absurda es la enseñanza de ellos y así ganar a los que están dispuestos a pensar.
Dar la enseñanza correcta
Al final el Señor Jesucristo dio la enseñanza correcta a los que le escuchaban, “Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita;  y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.” (v. 20-22).  Aquí, Jesús estaba estableciendo la verdad. No era suficiente denunciar la enseñanza errónea, o usar lenguaje fuerte para golpear a los que enseñan el error, o argumentar lógicamente para mostrar el error en la enseñanza de los falsos maestros. Él necesitaba finalmente establecer lo que debe ser creído.
De la misma forma, una de las razones por las cuales el error gana terreno hoy es porque somos muy apologéticos en cuanto a la verdad. Vivimos en una era Post-moderna en la cual ya no existe “la verdad”. Por eso, tendemos a cuestionar si lo que otros dicen es correcto pero no podemos establecer inequívocamente cuál es la verdad. Los miembros de nuestra iglesia saben entonces lo que no deben creer con respecto a lo que otros enseñan, pero entonces ¿qué deben creer? ¿Cuál es la verdad?
Una apelación final para la polémica
¡Oh, que sigamos el ejemplo de Cristo! Yo anhelo un avivamiento de la enseñanza y predicación polémica para hoy. Vivimos en una era muy oscura. Es muy triste lo que se está propagando en muchos púlpitos cristianos con el nombre evangélico. Digo esto con amor: Muchos de los seguidores del evangelio de la prosperidad no son cristianos. Este movimiento se ha convertido en una empresa lucrativa. Está lleno de escándalos. Sus proponentes deben ser reprendidos públicamente. Las almas necesitan ser rescatadas de ellos por medio del ejemplo del Señor Jesucristo.
Cierro diciendo que los ladrones aman a los perros, pero a los que no ladran. Si tienes un perro que mueve su cola cuando llegan los ladrones, mejor véndelo rápido. Dios una vez describió a los profetas de Israel como perros mudos que no pueden ladrar (Isaías 56.10). ¿Podría decir lo mismo de nosotros? Los ladrones han entrado en la iglesia. Están robando de los bolsillos de la gente y destruyendo muchas vidas. ¿Estamos ladrándoles o estamos moviendo nuestras colas mientras ellos hacen desastres en la iglesia? ¡Oh que podamos re-avivar la polémica de nuevo!

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