Devocional 21 de Octubre, 2013 – Salmos 27:8

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“Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová”  – Salmos 27:8

En el lenguaje de la Biblia el corazón es el asentamiento no solo de las emociones sino de la voluntad y los pensamientos. Por lo tanto, este verso expresa la respuesta y disposición del salmista ante la convicción de que Dios le impulsaba a buscar Su rostro,  es decir, a acercarse a Él.
¿Qué es buscar a Dios? ¿Hay convicción en nuestro corazón de la necesidad que tenemos de buscar a Dios? ¿Entendemos que es Dios mismo el que nos manda buscar su rostro?
En nuestro contexto de religión popular, la recomendación “¡busque a Dios!”, suele darse cuando alguien parece estar descarriándose en vicios y una vida desordenada pero sobre todo si la persona ya está cosechando tristes consecuencias por sus pecados y por lo tanto está ahora en apuros.
Ahora bien, no es incorrecto pensar que las aflicciones y fracasos pueden ser una motivación para exhortar a alguien a buscar a Dios, porque esas son las circunstancias en que el orgullo comienza a ceder para que la persona reconozca que necesita ayuda, lo que hay que hacer es aprovechar para explicar más cuidadosamente cuál es la mayor necesidad del hombre.
Frecuentemente Dios utiliza la tribulación para hacernos reaccionar y que así podamos entender nuestra necesidad de buscarle, pero sería mucho más sensato si pudiéramos reconocer que lo necesitamos antes de que venga la aflicción.
Pero, ¿qué significa buscar el rostro de Dios? ¿Cómo se hace esto?
Dios le dijo a Moisés: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” (Éxodo 33:20)
Cuando los padres de Sansón entendieron que el varón con el que habían hablado era el Ángel de Jehová, es decir, una teofanía o aparición visible de Dios, el padre de Sansón exclamó: “…Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto” (Jueces 13:22)
¡Esto es muy interesante! Es necesario que busquemos el rostro de Dios, pero ¡ver a Dios cara a cara causaría nuestra muerte! ¿Cómo se descifra esta paradoja?
El que busque a Dios de la Biblia podrá percibir cuán Santo es el Dios verdadero y se percatará más claramente que nunca de cuán vil es la condición del ser humano pecador. En el reconocimiento de esta triste realidad comienza el provecho espiritual.
El pecador que busca a Dios es confrontado con la santidad incomparable de Dios, esto le llevará al reconocimiento de su miseria espiritual y le servirá para que pueda apreciar correctamente la obra redentora y mediadora de Jesucristo, al leer en la Biblia que Él nos reconcilió con Dios: “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
El pecador que arrepentido acude al Salvador Jesucristo y deposita toda su confianza en Él y en el sacrificio que Él realizó en favor de pecadores, puede ahora ver a Dios cara a cara, porque mirar a Jesucristo es mirar al Padre, según le dijo el Señor Jesús a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”  (Juan 14:9).
La Biblia también dice: “A Dios nadie le vio jamás, el unigénito HIJO que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18)
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” (II Corintios 4:6)
El conocimiento de la gloria de Dios está en la faz o rostro de Jesucristo y entonces, ¿Dónde podemos encontrarnos con Cristo? ¿Se necesita asistir a algún retiro para buscar alguna experiencia mística?
Veamos lo que dice la Biblia: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5:39)
¡El tema principal de la Biblia es Jesucristo! Si tenemos verdadera intención de buscar el rostro de Dios, lo que tenemos que hacer es conocer más y más de Cristo y para conocerle a Él verdaderamente tenemos que ir a las Sagradas Escrituras.
Si estudiamos la Biblia con reverencia y meditamos en los atributos de Dios, su santidad, su soberanía, su justicia, su misericordia y su amor, el Espíritu Santo nos mostrará que todo esto se muestra de forma excelente en la persona de Jesucristo el bendito Redentor porque está escrito que “El es la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15) y “el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:3)
Cuando por medio de la meditación bíblica y la oración llegamos a admirar cuán precioso es Cristo y cuán maravillosa la salvación que Él ganó para los creyentes, estamos viendo el rostro de Dios, así es Él, misericordioso, lleno de Gracia y de Verdad (Juan 1:17)
¿Estás buscando el rostro de Dios?
Que cada uno de nosotros respondamos con convicción y entusiasmo “Tu rostro buscaré oh Jehová”. Amén.
Pr. Alexander León

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