Aliento para el cansado, Seguridad para el que duda, Fortaleza para el débil

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(Símbolo del Buen Pastor, data de las Catcumbas del siglo V)
He querido incluir este símbolo, porque el recordatorio de que tenemos en Cristo un Pastor fiel que no deja perecer a ninguna de sus ovejas es la motivación para este artículo que escribí hace mucho.
El cristiano que lucha contra su vida pecaminosa pasada, sufre de angustia cada vez que surgen actitudes o pensamiento que corresponden a la conducta del “viejo hombre”. En la Biblia encontramos que para el creyente hay múltiples y hermosas promesas que sirven de aliento porque nos confirman la seguridad de victoria que tienen los creyentes, todos aquellos que han confiado en Jesucristo para su salvación, es decir: el perdón de sus pecados y la paz con Dios.
Hablamos aquí a los cristianos verdaderos que como resultado de la obra del Espíritu Santo en sus vidas, tienen una actitud diferente a la de los inconversos que no conocen al Señor. Un “cristiano profeso” que actúa como un impío y que no se duele de su condición, es decir, que es impenitente, muestra con esa actitud que realmente no ha sido libertado de la esclavitud del pecado. Estas promesas de seguridad en Cristo no están dirigidas a tales personas, más bien a ellos se dirige la Palabra que llama al pecador a la conversión por fe en Jesús. Pero…
Conociendo la batalla interna y la depresión que puede causar a un verdadero cristiano el haber fallado al Señor en alguno de los pecados de los cuales era esclavo en el pasado, es importante repasar los textos bíblicos que sirven de aliento a los hijos de Dios. El sentimiento de frustración es natural y propio en cualquier cristiano que sufre por causa de un antiguo vicio, o talvez  algún tipo de adicción o conducta impropia, pero todo cristiano debería sentir ese dolor de comprobar los efectos del pecado remanente en su vida.
Los siguientes pasajes deben llenarnos de aliento y fortalecer nuestra fe de manera que sigamos adelante en el Camino, confiando únicamente en el poder de Dios y nunca, ni si quiera de forma mínima, confiar en nosotros mismos.
Aquel creyente que no se ha percatado que falla al Señor con frecuencia, ya ha caído también, solamente que en un pecado más desagradable aún, cual es, el orgullo y la vanagloria de aquellos que se sienten justos en su propia justicia. El pueblo de Dios es justo únicamente porque ha sido revestido de la justicia de Cristo.
Algunas de las promesas que estudiaremos fueron expresadas al pueblo de Israel, pero es claro que tienen un alcance universal para la Iglesia de Dios:

«Porque no es Judío el que lo es exteriormente; ni la circuncisión es la que se hace exteriormente en la carne; Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios» Romanos 2: 28
«Sabéis por tanto, que los que son de fe, los tales son hijos de Abraham» – Gálatas 3:7

El Señor nos sacó del mundo de pecado (Egipto) y nos dio la libertad por puro amor.

«No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová, y os ha escogido; porque vosotros erais los más pocos de todos los pueblos: Sino porque Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró á vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano fuerte, y os ha rescatado de casa de siervos, de la mano de Faraón, rey de Egipto.» Deuteronomio 7: 6-8
«Y por cuanto él amó á tus padres, escogió su simiente después de ellos, y sacóte delante de sí de Egipto con su gran poder;» Deuteronomio 4:37

El Señor ha entrado en un pacto perpetuo con los creyentes

«No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo.» (2 Samuel 23.5)
“Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí”. Jeremías 32:40

Dios ha determinado que ni una sola de las ovejas de Cristo perezca

«Y ésta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que mira al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y que yo lo resucite en el día final.» (Juan 6:39-40)

No hay argumento válido para acusar a los creyentes porque la justificación se realiza una sola vez y Dios promete santificar a sus hijos.

» ¿Quién acusará á LOS ESCOGIDOS DE DIOS? Dios es el que justifica.» Romanos 8.28-33
«Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos; Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.» Romanos 8:29
«Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.» (Hebreos 13.20-21)
«Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; á fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra:» (2 Corintios 9:8)

El Señor nos llamó para Salvación no para dejarnos perecer.

“Mas nosotros debemos dar siempre gracias á Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación.. » II Tes. 2:13
«… estando persuadido de esto, que el que comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo» (Filipenses 1.6)

Y podemos afirmar como San Pablo:

«Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos.» II Corintios 4:8-9

La más grande promesa de seguridad eterna

«Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.» Juan 10:28-29

¿Cuál será aquel poder que arrebate a una oveja de Cristo de la poderosa mano de Dios?
Lea a continuación: Romanos capítulo 8: 28-39
28   Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
29   Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos;
30   Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
31   ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32   El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33   ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34   ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35   ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
36   Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: Somos estimados como ovejas de matadero.
37   Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.
38   Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39   Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Hermano, si usted se ha mantenido firme, no es por sus propias fuerzas, es por el poder de Dios y si ha sufrido alguna caída en el camino sepa que hay una promesa de Dios que le asegura que no quedará postrado, Dios lo levantará. Los creyentes verdaderos, son hijos de Dios, que han sido hechos aceptos en El Amado, de manera que serán definitivamente restaurados porque Él no puede negarse a sí mismo. (II Timoteo 2:13)
Confiados en tan grandes y hermosas promesas, levantemos la mirada y olvidando todo lo que queda atrás sigamos adelante, hacia la meta del supremo llamamiento. (Filipenses 3.14)

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