
Charles Spurgeon nació el 19 de Junio de 1834 y murió el día 31 de Enero de 1892.
Este hombre proclamó y defendió el Evangelio en su época causando tal impacto que algunos en su época decían que era más conocido que el Primer Ministro de Inglaterra.
Para rendir tributo a su magnífica labor, transcribo unas cuantas notas acerca de este hombre, las cuales, espero que sean de bendición y ejemplo. Les animo también a escuchar este corto video con fragmentos de una de sus predicaciones.
Conoció la diferencia entre la religión falsa del profesante de apariencias y la religión verdadera del genuino convertido.
Nacido en una familia de padres y abuelos creyentes piadosos, aprendió mucho de las Sagradas Escrituras durante toda su niñez. De los 10 a los 15 años su conciencia le amonestó con respecto al estado de su corazón. Las oraciones fervientes de su madre por su conversión finalmente tuvieron respuesta. Spurgeon cuenta que una vez su padre de camino a una reunión de predicación, vino a su corazón el pensamiento de que estaba preocupándose más de otros que de su propia familia, y con este pensamiento, volvió a su casa, pero no encontró a nadie abajo, al subir, escuchó a su esposa orando y rogando por la salvación de sus hijos y en especial por el mayor Charles que tenía un carácter muy difícil, habiendo escuchado tal cosa, el papá de Spurgeon volvió a la iglesia, con la tranquilidad de que su esposa se dedicaba tan fielmente al bien espiritual de sus hijos.
En el primer sermón que Spurgeon publicó en Londres dijo:
“Hubo un niño una vez, un jovecito muy pecador – que se endurecía ante el consejo de sus padres. Pero su madre oraba por él, y ahora él predica en esta congregación cada Domingo. Y cuando su madre piensa en su primogénito predicando el Evangelio, ella se regocija en la gloriosa cosecha que ha tenido”.
Era un predicador.
Predicó más de 600 veces antes de cumplir los 20 años. Sus sermones se venden todavía aproximadamente 20 mil copias por semana y se han traducido a 20 idiomas. La colección de sus sermones equivale a 63 volúmenes de la Enciclopedia Británica. Fue el escritor cristiano que más ha escrito en toda la historia del cristianismo.
Era movido por la Verdad.
En palabras de Spurgeon, la labor del predicador era esta:
«Conocer la verdad como debe ser conocida, amarla como debe ser amada, y proclamarla en el espíritu correcto, y en sus proporciones correctas.
Les decía a sus estudiantes:
«Para ser predicadores eficaces deben ser teólogos sanos». «Aquellos que desprecian la doctrina, sea que se den cuenta o no, son los peores enemigos de la vida cristiana»
Era un fiel predicador bíblico.
«Estas palabras son de Dios… Este libro tiene vasta autoridad, es la proclamación del Emperador de los Cielos; lejos esté de mí ejercitar mi raciocinio para contradecirlo… Este libro no tiene error; es la verdad perfecta, pura y sin contaminación. ¿Por qué? Porque Dios mismo lo escribió.»
Era un ganador de almas.
«Recuerdo, que cuando he predicado en diferentes partes de este país, y algunas veces aquí mismo, mi alma entera agoniza por los hombres, cada nervio de mi cuerpo parece estirarse y puedo sentir que mi ser se derrama por mis ojos en lágrimas, ¡si solo pudiera ganar almas!»
Un predicador «calvinista»
«Si alguno me pregunta qué es un Calvinista, respondería, “Es aquel que dice, la Salvación es del Señor.” No puedo encontrar en las Escrituras otra doctrina. Es la esencia de la Biblia. “Solo El es mi roca y mi salvación.” Decidme algo contrario a esta verdad, y será una herejía; decidme una herejía, y econtraré su esencia aquí, que se ha apartado de esta verdad de roca fundamental, “Dios es mi roca y mi salvación.” ¿Cuál es la herejía de Roma, sino el haber añadido algo a los méritos perfectos de Cristo Jesús en las obras de la carne, para asistir en nuestra justificación? Y ¿Cuál es la herejía del Arminianismo sino el agregar algo a la obra del Redentor? Cada herejía, traída a análisis, se descubrirá aquí. Tengo mi propia opinión de que no hay cosa tal como predicar a Cristo y a Este crucificado, a menos que prediquemos lo que ahora llaman “Calvinismo”. Es un sobrenombre llamarlo Calvinismo; Calvinismo es el evangelio, y nada más. No creo que podamos predicar el evangelio, si no predicamos la justificación por fe, sin obras; a menos que prediquemos la soberanía de Dios en su dispensación de gracia; a menos que exaltemos el inmutable, eterno y elector amor de Jehová; ni creo que podamos predicar el evangelio, a menos que lo basemos en la especial y particular redención de Su pueblo elegido y escogido que Cristo cargó sobre la cruz, ni puedo abrazar un evangelio que deje a los santos caer después de ser llamados, y que permite a los hijos de Dios quemarse en el fuego de la condenación después de haber creído en Jesús. Tal evangelio repudio.»
«Para mí, el «calvinismo» es poner al Dios eterno al principio de todas las cosas. Miro todas las cosas desde la perspectiva de la gloria de Dios. Veo a Dios primero, y al hombre después… Hermanos si vivimos en amistad con Dios, sí nos place escucharle decir, «Yo soy Dios, y no hay más»
En su primer sermón en el Metropolitan Tabernacle:
«Yo propongo que el tema del ministerio de esta casa, mientras exista esta plataforma y mientras sea visitada por adoradores, sea siempre la persona de Jesucristo. No me avergüenzo que me llamen Calvinista; y no dudo en absoluto en tomar el nombre de Bautista; pero si me preguntan cuál es mi credo, respondo «Es Jesucristo»
Era un predicador laborioso.
Nadie se da cuenta realmente las cargas que llevaba… Vigilaba el Orfanatorio que había abierto, tenía una Escuela de Pastores, tenía a cargo un iglesia de 4 mil miembros, oficiaba bodas y funerales, revisaba el sermón semanal, editaba la revista «La Espada y la Cuchara», y además de esto, llegaban en promedio 500 cartas que esperaban respuesta. Esta, sin embargo era la mitad de la labor, porque había innumerables iglesias de amigos, con los que mantenía contacto, y le enviaban sus consultas y dificultades solicitando consejo. Al cumplir sus 50 años, se contaban en 66 las organizaciones que había fundado o dirigido y el mismo Lord Shaftesbury , aristócrata inglés de su tiempo habló palabras de elogio al respecto de esto.
Típicamente se leía 6 libros por semana y se dice que podía recordar siempre todo lo que leía. Produjo más de 140 libros entre ellos El Tesoro de David, que le tomó 20 años, y las meditaciones Matutinas y Vespertinas, así como comentarios y un libro de himnos.
Trabajaba alrededor de 18 horas al día. El misionero David Livingstone (El mismo explorador que descubrió las Cataratas Victoria), una vez le preguntó: «¿Cómo hace para realizar el trabajo de dos hombres en un solo día? Spurgeon respondió, «Se le ha olvidado a usted que no estamos solos» (haciendo alusión al poder de Cristo en el creyente) (Colosenses 1:29)
La actitud de Spurgeon hacia el trabajo sacrificado, no sería muy aceptable hoy en día donde prevalece la búsqueda de la comodidad.
«Si por exceso de trabajo, morimos antes de la edad promedio que viven los hombres, gastados en el servicio del Maestro, entonces, gloria sea a Dios por esto, tendremos mucho menos de esta tierra y mucho más del Cielo! … Es nuestra labor y nuestro privilegio gastar nuestras vidas por Jesús. No hemos de ser exquisitos especímenes bien preservados, sino sacrificios vivos, que Dios ha de consumir»
«Estar satisfecho con los resultados sería la muerte del progreso. Ningún hombre bueno piensa que no puede ser mejor. No tiene santidad aquel que se siente suficientemente santo»
«Hermanos, hagan algo; hagan algo, HAGAN ALGO. Mientras los comités pierden su tiempo en reuniones, hagan algo. Mientras las Sociedades y Uniones realizan sus constitucions, ganemos almas. Muy frecuentemente discutimos, y discutimos, y discutimos, mientras Satanás se está riendo… Manos a la obra y portémonos como hombres».
Defendía el cristianismo confesional.
Refiriéndose a la Confesión de Londres de 1689 dijo:
“Este documento antiguo es un excelente resumen de aquellas cosas creídas entre nosotros. Aceptamos el mismo no como una regla autoritativa, o como un código de fe, sino como una ayuda en la controversia, una confirmación en la fe y un medio de edificación en la justicia. En él los miembros de esta Iglesia tendrán un pequeño resumen doctrinal y por medio de las pruebas bíblicas allí contenidas estarán preparados para dar una respuesta de la fe que hay en ellos.”
Fue un predicador sufrido y despreciado en su tiempo.
«No saben lo que se siente cuando un hombre frívolo se te aproxima en la mañana de domingo, y con sin más te paraliza al informarte que la Sra. Smith y su familia se ha ofendido, y que su banca estará vacía. Usted no desea saber sobre la protesta de la querida señora precisamente antes de subir al púlpito, no te ayuda en nada»
En verdad, Spurgeon dejó un legado para todas las generaciones y su ejemplo nos motiva a buscar aprender cada vez más de las Escrituras.