El Sacerdocio de todos los creyentes

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[Este artículo es muy relevante para los evangélicos de América Latina. Solo deben cambiar África por América Latina y la religión africana tradicional por las religiones indígenas y el chamanismo.]

Artículo traducido con permiso por Alexander León J. (alexander.leon@fereformada.org)

 

El sacerdocio de todos los creyentes y su relevancia para África hoy.

(Conrad Mbewe – A letter from Kabwata)

En una publicación previa, argumenté que el punto de vista popular y moderno entre los círculos carismáticos es simplemente otra forma del punto de vista tradicional para el médico brujo de la aldea. Se trata de la religión tradicional africana en su máximo esplendor que ha regresado vestida con un delgado barniz de versos bíblicos utilizados para decir cosas que el Espíritu Santo nunca tuvo la intención de decir cuando inspiró a los escritores bíblicos.

En esta publicación, estoy respondiendo a la pregunta: ¿Cómo podemos eliminar este punto de vista no bíblico y expulsar la religión africana tradicional de la iglesia en África? ¿Cómo podemos restaurar el verdadero cristianismo en la iglesia africana? Me parece que esto ocurrirá solo cuando restauremos la enseñanza del Nuevo Testamento con respecto a al sacerdocio de todos los creyentes en el lugar que alguna vez lo puso el protestantismo.

El sacerdocio de todos los creyentes en la historia.

“El sacerdocio de todos los creyentes” es una enseñanza que fue popularizada particularmente por Martín Lutero, el gran reformador del siglo 16. Antes de la reforma en la iglesia, por la cual él es conocido, había una gran división entre el clero (a los cuales se llamaba “sacerdotes”) y los laicos (los miembros ordinarios de la iglesia).

Los sacerdotes eran personas especialmente entrenados, los cuales se suponía que tenían un trato especial con Dios. Solamente ellos podían realizar la Misa (una forma no bíblica de celebrar la Cena del Señor), el bautismo, las bodas, y hasta las oraciones en favor del pueblo de Dios. Ellos eran mediadores para el perdón también, de manera que el pueblo de Dios venía a ellos para confesar sus pecados con tal de recibir el perdón de Dios. Por la mediación de ellos, el pueblo de Dios podía gestionar que sus seres queridos estuvieran menos tiempo en el purgatorio (una forma no bíblica de infierno).

De esta manera, los laicos quedaban en total dependencia de los sacerdotes en la iglesia, para todo… hasta que Martín Lutero apareció. Él mostró que de acuerdo con la Biblia, todos los cristianos tienen el mismo acceso a Dios por medio de la oración, a través de la obra mediadora y única de Cristo. “Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2:5). Por medio de la muerte de Cristo, él ha pagado por todos los pecados de su pueblo y Dios acepta a los cristianos únicamente en base a los méritos de Cristo. Los cristianos no necesitan un mediador humano para recibir ninguna bendición de Dios – de ninguna clase!

Los resultados de la pérdida de esta enseñanza hoy en día.

Estas verdades bíblicas son lo que los cristianos del continente africano necesitan escuchar. Aquellos que pretenden que necesitamos ir a ellos para obtener liberación, o éxito en cualquier situación que estamos atravesando, son impostores, farsantes y estafadores. Ya no hay un altar al frente al cual usted deba ir para que oren por usted. Los hermanos y hermanas que se sientan a su lado en la iglesia – y usted mismo – tienen el mismo acceso a Dios que esos charlatanes que le llaman a pasar al frente.

Por haber perdido esta verdad del sacerdocio de todos los creyentes hemos creado una falsa clase de “hombres de Dios” dentro del Evangelicalismo. Pretendiendo tener poderes espirituales especiales (a lo cual le llaman “unción”), estos hombres están exprimiendo el dinero de su gente y abusando sexualmente de sus mujeres. Ellos usan trajes elegantes y costosos, conducen los autos más caros, y tienen propiedades que ni los más altos ejecutivos de las corporaciones sueñan tener. Ni siquiera acostumbran andar con sus propias Biblias. Como jefes, ellos tienen gente encargada para que hagan esto.

Cada fin de semana durante las conferencias, nos invitan a ir a ellos para obtener liberación y éxito. Al igual que Johan Tzetzel, en los días de Lutero, instaba a la gente a comprar sus indulgencias echando sus monedas en una caja y decía que en cuanto la moneda caía las almas de sus seres queridos serían liberadas del purgatorio, los “Tzetzels” de hoy prometen que su éxito socio-económico será mayor entre más dinero usted les dé. De esta manera, los pobres se hacen más pobres mientras les dan sus ganancias, y ellos se vuelven más ricos. Esto es un robo a plena luz del sol.

Indulgencia

Las dos últimas líneas de este poema alemán se leen así: “Tan pronto suene la moneda al caer en la caja, el alma al cielo tendrá franca entrada”

La gran diferencia entre los sacerdotes medievales y los “hombres de Dios” modernos es que aquellos prometían falsamente un cielo después de morir mientras que los de ahora prometen un cielo en la tierra mientras usted vive. Le invitan a sus reuniones para orar y que usted pueda casarse o recuperar al ser amado que le abandonó por otra persona. Dicen que usted obtendrá éxito y un mejor trabajo o una promoción. Le prometen que con sus oraciones usted será liberado de sus enfermedades persistentes o de la imposibilidad de concebir. Como depredadores van tras las almas y las billeteras de hombres y mujeres que son atraídos por medio de la codicia humana. Y miles están cayendo.

Todos tenemos acceso a Dios por medio de Cristo

En cambio el apóstol Pedro declaró a todos los cristianos “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo… Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (I Pedro 2:5,9)

En otras palabras, si usted ha sido salvado del pecado, es decir, trasladado de las tinieblas a su luz admirable, usted es parte de un sacerdocio real que tiene acceso directo a Dios. Usted no necesita a nadie entre usted y Dios. No, usted puede ir a Dios y hablarle usted mismo. ¡Punto!

Cada cristiano es un sacerdote para Dios. Tiene acceso a Dios el Padre por medio de Jesucristo. La única barrera que cualquier cristiano tiene en términos de su acceso a Dios son sus propios pecados. Si usted vive en pecado el Señor no le va a escuchar. Leemos esto en Isaías “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.” (Isaías 59:1-3)

En este asunto, hay suficiente evidencia en los medios hoy en día de que estos “hombres de Dios” que dicen tener poderes para liberar a otros y orar
por éxito en sus vidas, están tan metidos en pecado y en iniquidad como los Herodes de la Biblia. Mientras sus esposas están poniendo demandas de divorcio – nos damos cuenta que mientras ellos estaban imponiendo manos sobre gente inocente e incauta – y haciéndoles pagar por este “servicio” – sus esposas los han sorprendido con los pantalones abajo a puertas cerradas. En extremo enojo, estas mujeres están comenzando a decir “¡Ya Basta!” y sacando los esqueletos de sus armarios. ¡Estos “hombres de Dios” son tan corruptos como los sacerdotes católico-romanos en los días de Lutero! – ¡o tal vez peores!

 

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